En la noche de San Silvestre las brujas salían y los ancianos conjuraban su acción diciendo por tres veces la oración de San Silvestre y trazando en el aire tantas cruces como rincones tenía la habitación donde dormían:
San Silvestre de Montemayor,
conquista, conquistador,
guarda la cama y todo alrededor,
de brujas y hechiceras,
y de hombre malhechor.
Yugo en la frente,
freno en la boca
Dios me libre de vosotras.
Jesús en trances,
de a dos en tres,
que los de avance
abatan, amén.
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