Oh! Cristo,
misericordioso y sanador,
a ti te amo y te alabo
con toda mi alma
y todo mi corazón.
Eternamente agradecido
contigo estoy
por haberte
entregado en la cruz
por nosotros,
los pecadores
hijos del Señor,
y por haberlo hecho
aun sabiendo que
no haríamos nada
para salvarnos
nosotros mismos.
Que para salvarnos
entregaste tu cuerpo
a cambio del perdón
de nuestros pecados
y la entrada de
nuestras almas
en el Reino de los cielos.
Hoy me acerco a ti,
sabiendo que siempre estás
a mi defensa y protección
y la de todos aquellos
que con fervor y humildad
te adoramos por lo
que hiciste por nosotros.
Porque todo lo ves,
todo lo sabes
y nunca nos abandonas
es que vengo a ti hoy,
a pedir lo que nadie más
puede darme, pues Tú eres
dador de vida y de salud.
Pues eres Tú
quien concibe la vida
en la abundancia,
y todos los otros
aspectos de nuestro
vasto y cruel mundo.
Y que solamente tu poder
es capaz de
curar enfermedad
y dar salud,
sin pedir nada
a cambio, pues
así de generoso
y bondadoso eres Tú,
mi Señor y Salvador.
Porque como buen pastor
cuidas siempre de tu rebaño
y estás pendiente de
aquellas ovejas que
puedan perderse
o enfermarse,
y buscas su bienestar
y plenitud en esta vida.
Te ruego Señor
desciendas sobre nosotros
para brindarnos
de tu protección y amparo,
para que tus amados hijos
no padezcan de enfermedad
alguna ni dolencia
sin curación,
porque Tú todo lo puedes,
así lo dispuso el Padre
y por eso venciste
a la muerte.
Oh! Amado Jesús,
que eres Cristo
en la cruz,
por favor te pido,
estoy desesperado
y angustiado de pensar
que mi mujer,
mis hijos, mi familia,
puedan contraer una
enfermedad peligrosa
e incurable,
por eso recurro a ti,
ayúdame, Señor, ayúdame.
Oh! Señor en los cielos,
con infinito amor,
bondad y misericordia,
no desampares
a quienes te rogamos
por salud y bienestar,
porque tu dijisteis
“Yo soy la resurrección y la vida”
y en tu palabra
nos cubrimos para encontrar
la salud y vencer la enfermedad.
Sabiendo que quien te recibe
y lleva en ti
puede superar cualquier
dolencia o acaecimiento
de las cosas que
no están bajo
nuestro control,
acabar con la enfermedad
y encontrar nuevos caminos
hacia la gracia eterna.
A ti recurro, Señor,
lleno de esperanza,
sin dudar de tu poder
imploro a tu sagrado corazón
que seas compasivo,
que escuches al ciego de Jericó,
aquél que sentado
junto al camino
te suplicó en voz alta:
“Jesús, ten misericordia de mí”
Tú que le respondiste sin dudar:
“Tu fe te ha salvado, recupera tu vista”
Y tu poder infinito
hizo que su vista recobrara.
Te pido señor mío,
con toda mi fe
y con todo mi corazón,
que devuelvas la salud
a toda nuestra nación,
que deposites
tu misericordia sanadora
en tus hijos amados,
y que protejas
a quienes son
temerosos de ti
y siguen tu palabra.
Oh! Señor Omnipotente y sempiterno,
dale la eterna salud
a quienes creen en ti,
escucha a quienes oran
por su salud
y tráeles el bien
a tus siervos.
Ayuda a quienes
imploramos el auxilio
de tus brazos sanadores,
para que recobren
su salud
y puedan servir
a tu Iglesia
fervientemente.
Te lo pedimos por favor,
bajo la gracia,
de manera perfecta,
en armonía
para todo el mundo.
Amén.
misericordioso y sanador,
a ti te amo y te alabo
con toda mi alma
y todo mi corazón.
Eternamente agradecido
contigo estoy
por haberte
entregado en la cruz
por nosotros,
los pecadores
hijos del Señor,
y por haberlo hecho
aun sabiendo que
no haríamos nada
para salvarnos
nosotros mismos.
Que para salvarnos
entregaste tu cuerpo
a cambio del perdón
de nuestros pecados
y la entrada de
nuestras almas
en el Reino de los cielos.
Hoy me acerco a ti,
sabiendo que siempre estás
a mi defensa y protección
y la de todos aquellos
que con fervor y humildad
te adoramos por lo
que hiciste por nosotros.
Porque todo lo ves,
todo lo sabes
y nunca nos abandonas
es que vengo a ti hoy,
a pedir lo que nadie más
puede darme, pues Tú eres
dador de vida y de salud.
Pues eres Tú
quien concibe la vida
en la abundancia,
y todos los otros
aspectos de nuestro
vasto y cruel mundo.
Y que solamente tu poder
es capaz de
curar enfermedad
y dar salud,
sin pedir nada
a cambio, pues
así de generoso
y bondadoso eres Tú,
mi Señor y Salvador.
Porque como buen pastor
cuidas siempre de tu rebaño
y estás pendiente de
aquellas ovejas que
puedan perderse
o enfermarse,
y buscas su bienestar
y plenitud en esta vida.
Te ruego Señor
desciendas sobre nosotros
para brindarnos
de tu protección y amparo,
para que tus amados hijos
no padezcan de enfermedad
alguna ni dolencia
sin curación,
porque Tú todo lo puedes,
así lo dispuso el Padre
y por eso venciste
a la muerte.
Oh! Amado Jesús,
que eres Cristo
en la cruz,
por favor te pido,
estoy desesperado
y angustiado de pensar
que mi mujer,
mis hijos, mi familia,
puedan contraer una
enfermedad peligrosa
e incurable,
por eso recurro a ti,
ayúdame, Señor, ayúdame.
Oh! Señor en los cielos,
con infinito amor,
bondad y misericordia,
no desampares
a quienes te rogamos
por salud y bienestar,
porque tu dijisteis
“Yo soy la resurrección y la vida”
y en tu palabra
nos cubrimos para encontrar
la salud y vencer la enfermedad.
Sabiendo que quien te recibe
y lleva en ti
puede superar cualquier
dolencia o acaecimiento
de las cosas que
no están bajo
nuestro control,
acabar con la enfermedad
y encontrar nuevos caminos
hacia la gracia eterna.
A ti recurro, Señor,
lleno de esperanza,
sin dudar de tu poder
imploro a tu sagrado corazón
que seas compasivo,
que escuches al ciego de Jericó,
aquél que sentado
junto al camino
te suplicó en voz alta:
“Jesús, ten misericordia de mí”
Tú que le respondiste sin dudar:
“Tu fe te ha salvado, recupera tu vista”
Y tu poder infinito
hizo que su vista recobrara.
Te pido señor mío,
con toda mi fe
y con todo mi corazón,
que devuelvas la salud
a toda nuestra nación,
que deposites
tu misericordia sanadora
en tus hijos amados,
y que protejas
a quienes son
temerosos de ti
y siguen tu palabra.
Oh! Señor Omnipotente y sempiterno,
dale la eterna salud
a quienes creen en ti,
escucha a quienes oran
por su salud
y tráeles el bien
a tus siervos.
Ayuda a quienes
imploramos el auxilio
de tus brazos sanadores,
para que recobren
su salud
y puedan servir
a tu Iglesia
fervientemente.
Te lo pedimos por favor,
bajo la gracia,
de manera perfecta,
en armonía
para todo el mundo.
Amén.
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
Hacer la oración y los rezos nueve días seguidos, comenzando un domingo antes de mediodía.
Encender tres velas blancas al iniciar la oración y apagarlas al acabar los rezos.
Hacer la oración y los rezos nueve días seguidos, comenzando un domingo antes de mediodía.
Encender tres velas blancas al iniciar la oración y apagarlas al acabar los rezos.