Gloriosísimo profeta de Dios, san Elías;
gran celador de su honra
y padre espiritual de la Virgen del monte Carmelo,
desde cuya cumbre, y con pensamiento profético,
la vislumbrasteis en aquella nube que subía del mar,
sin mezcla de sus amarguras,
y que ascendiendo la Montaña santa
después descendió en copiosa lluvia
sobre los agostados campos de Israel;
símbolos de las gracias y favores
que María había de derramar por el mundo
con su Santo Escapulario.
Haced, oh santo Padre mío,
que a ejemplo vuestro,
consagre yo toda mi vida
a honrar a la que es nuestra Madre
nuestro refugio y nuestro consuelo;
que alimentado con la Palabra
y la Santísima Eucaristía
pueda caminar por el desierto de esta vida
sin caer, sin desfallecer, sin temer,
como caminasteis Vos,
alimentado solo por aquel pan recocido,
hasta el Monte Horeb, huyendo de Jezabel.
Enseñadme, oh poderoso santo intercesor,
a huir de los engaños de este mundo
y de las astucias del demonio,
para que, imitando vuestro celo por la gloria de Dios,
algún día pueda estar a vuestro lado
cantando las alabanzas de Dios
y de su Madre Santísima,
a quien deseo ver y amar eternamente.
Oh profeta san Elías,
a tu protección acudo, a tu defensa me acojo
para que me vea libre y a salvo
de enemigos y maldades;
que tu poder me ayude
para librarme de toda injusticia, abuso y violencia
y salir triunfante de juicios, cárceles y prisiones;
que tu fuerza me guarde y socorra
ante toda traición, odio, rencor y envidia;
que tu poder me aleje por siempre
del mal de ojo, de conjuros, de malas magias,
y de cualquier daño enviado o adquirido
que tu autoridad me sirva
para vencer y salir de toda mala situación
y alejar a las malas personas;
te suplico que bajo tu protección y cuidado
esté resguardado y a salvo en todo momento y situación
y reciba el auxilio para alejar de mi y mi familia
todo mal, maldad, peligro y adversario.
Por Jesucristo, hermano y Señor nuestro
y por la mediación de la Santísima Virgen María.
Así sea.
gran celador de su honra
y padre espiritual de la Virgen del monte Carmelo,
desde cuya cumbre, y con pensamiento profético,
la vislumbrasteis en aquella nube que subía del mar,
sin mezcla de sus amarguras,
y que ascendiendo la Montaña santa
después descendió en copiosa lluvia
sobre los agostados campos de Israel;
símbolos de las gracias y favores
que María había de derramar por el mundo
con su Santo Escapulario.
Haced, oh santo Padre mío,
que a ejemplo vuestro,
consagre yo toda mi vida
a honrar a la que es nuestra Madre
nuestro refugio y nuestro consuelo;
que alimentado con la Palabra
y la Santísima Eucaristía
pueda caminar por el desierto de esta vida
sin caer, sin desfallecer, sin temer,
como caminasteis Vos,
alimentado solo por aquel pan recocido,
hasta el Monte Horeb, huyendo de Jezabel.
Enseñadme, oh poderoso santo intercesor,
a huir de los engaños de este mundo
y de las astucias del demonio,
para que, imitando vuestro celo por la gloria de Dios,
algún día pueda estar a vuestro lado
cantando las alabanzas de Dios
y de su Madre Santísima,
a quien deseo ver y amar eternamente.
Oh profeta san Elías,
a tu protección acudo, a tu defensa me acojo
para que me vea libre y a salvo
de enemigos y maldades;
que tu poder me ayude
para librarme de toda injusticia, abuso y violencia
y salir triunfante de juicios, cárceles y prisiones;
que tu fuerza me guarde y socorra
ante toda traición, odio, rencor y envidia;
que tu poder me aleje por siempre
del mal de ojo, de conjuros, de malas magias,
y de cualquier daño enviado o adquirido
que tu autoridad me sirva
para vencer y salir de toda mala situación
y alejar a las malas personas;
te suplico que bajo tu protección y cuidado
esté resguardado y a salvo en todo momento y situación
y reciba el auxilio para alejar de mi y mi familia
todo mal, maldad, peligro y adversario.
Por Jesucristo, hermano y Señor nuestro
y por la mediación de la Santísima Virgen María.
Así sea.
Especificar la petición.
Rezar la Salve, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Hacer la oración y los rezos tres días seguidos.
Se puede encender una vela blanca o amarilla cualquiera de los tres días, hay que ponerla al lado de un vaso de agua y dejarla encendida hasta que se consuma.
El vaso con agua se deja unos días más, cambiando cada día el agua.
Rezar la Salve, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Hacer la oración y los rezos tres días seguidos.
Se puede encender una vela blanca o amarilla cualquiera de los tres días, hay que ponerla al lado de un vaso de agua y dejarla encendida hasta que se consuma.
El vaso con agua se deja unos días más, cambiando cada día el agua.