Elegguá,
señor y dueño de todos los caminos y puertas
y de las oportunidades y destino de nuestras vidas,
haz mi camino cierto
protegiéndome de noche y de día,
haz que la salud, la prosperidad y la dicha
iluminen mi alma y mi hogar,
haz que los caminos del bienestar y la felicidad
estén siempre abiertos para mí,
abre mis caminos al éxito,
cierra mis puertas al fracaso.
Haz que en mi trabajo o negocio haya algarabía,
alegrías, mejoras, progresos y abundancia.
Que en mi rumbo no haya inseguridades
y que nadie interponga su traición o su ofensa.
Que no haya más garantía
que mi capacidad y destreza,
transformándose en gran valía.
señor y dueño de todos los caminos y puertas
y de las oportunidades y destino de nuestras vidas,
haz mi camino cierto
protegiéndome de noche y de día,
haz que la salud, la prosperidad y la dicha
iluminen mi alma y mi hogar,
haz que los caminos del bienestar y la felicidad
estén siempre abiertos para mí,
abre mis caminos al éxito,
cierra mis puertas al fracaso.
Haz que en mi trabajo o negocio haya algarabía,
alegrías, mejoras, progresos y abundancia.
Que en mi rumbo no haya inseguridades
y que nadie interponga su traición o su ofensa.
Que no haya más garantía
que mi capacidad y destreza,
transformándose en gran valía.
Elegguá, fuerza vital de la vida,
defiende mi casa como una fortaleza
que no se sienten a mi mesa
falsos testigos y embaucadores.
Procúrame la digna labor y el gran honor
de ser mi guía y luz en mis caminos de bien,
dame tus bendiciones para que nada me hiera,
y con humildad y fervor te pido:
concédeme tus favores:
(pedir ahora lo que se desea).
Elegguá, dueño de las cuatro esquinas,
propietario y guardián de los caminos,
gracias por escucharme y abrir mis caminos,
gracias por llevarte todo lo malo
y ser comprensivo con mis necesidades,
gracias por darme tu caridad y concederme el favor
que con total confianza te he solicitado.
Así sea.
Hacer la oración tres días seguidos, empezando en lunes, encender una vela blanca cada día.
Poner delante de su imagen un dulce u otra de sus ofrendas, dejar la ofrenda durante los tres días
y después llevarla a un bosque o campo frondoso.