Oh!, Virgen de las Angustias
¡Reina de los mártires y dulce madre mía!
¡Adoro a mi Salvador difunto en vuestros brazos!
¡Cuan cruel ha sido mi pecado, verdugo del hijo y tirano del corazón de la Madre!
Besad por mí, Virgen de la piadosísima,
las llagas de vuestro hijo y la cruz ensangrentada.
Yo no me atrevo a hacerlo
porque mis pecados me reprenden mi ingratitud y crueldad.
Por el dolor cruel que traspaso vuestro maternal corazón,
al ver y contemplar en vuestros brazos el cuerpo de vuestro hijo Jesús,
conocedme Señora, ya que Jesús os ha encomendado el oficio de Madre,
que yo acuda siempre a vuestro amparo, que llore mis pecados,
causa de tanta desolación viva siempre según beneplácito
y consiga la salvación eterna.
Amén.
¡Reina de los mártires y dulce madre mía!
¡Adoro a mi Salvador difunto en vuestros brazos!
¡Cuan cruel ha sido mi pecado, verdugo del hijo y tirano del corazón de la Madre!
Besad por mí, Virgen de la piadosísima,
las llagas de vuestro hijo y la cruz ensangrentada.
Yo no me atrevo a hacerlo
porque mis pecados me reprenden mi ingratitud y crueldad.
Por el dolor cruel que traspaso vuestro maternal corazón,
al ver y contemplar en vuestros brazos el cuerpo de vuestro hijo Jesús,
conocedme Señora, ya que Jesús os ha encomendado el oficio de Madre,
que yo acuda siempre a vuestro amparo, que llore mis pecados,
causa de tanta desolación viva siempre según beneplácito
y consiga la salvación eterna.
Amén.