Oh! santa María Magdalena,
piadosa y distinguida
seguidora de Jesús, nuestro Glorioso Salvador,
espejo brillante y vivo ejemplo
de verdadera conversión y sincero arrepentimiento;
regla y modelo de la vida contemplativa,
que durante treinta y tres años
vivisteis el amor en la soledad,
ignorada del mundo y escondida a sus miradas;
pero recibiendo con intensidad
los afectos del amor divino.
Gloriosa Santa María Magdalena,
apiadaros de este corazón angustiado
que pasa por momentos de desesperación
e interceded para que reciba ayuda y consuelo,
pedid por mi para que vea remediados
los problemas y dificultades amorosos presentes:
(pedir ahora lo que se desea conseguir).
Bendita María Magdalena,
que tanto amor disteis y recibisteis
no me abandonéis en esta difícil situación,
obtenedme, os ruego con gran esperanza,
que en breve sea concedida mi petición.
Gran santa que sólo en Jesús
encontrasteis amor, paz y consuelo
que merecisteis anunciar a los Apóstoles
la Resurrección de nuestro Redentor,
alcanzadme que merezca una centella
de aquel amor ardiente que tuviste a Jesús
y la gracia de morir invocando
los dulcísimos nombres de Jesús y de María.
Así sea.
piadosa y distinguida
seguidora de Jesús, nuestro Glorioso Salvador,
espejo brillante y vivo ejemplo
de verdadera conversión y sincero arrepentimiento;
regla y modelo de la vida contemplativa,
que durante treinta y tres años
vivisteis el amor en la soledad,
ignorada del mundo y escondida a sus miradas;
pero recibiendo con intensidad
los afectos del amor divino.
Gloriosa Santa María Magdalena,
apiadaros de este corazón angustiado
que pasa por momentos de desesperación
e interceded para que reciba ayuda y consuelo,
pedid por mi para que vea remediados
los problemas y dificultades amorosos presentes:
(pedir ahora lo que se desea conseguir).
Bendita María Magdalena,
que tanto amor disteis y recibisteis
no me abandonéis en esta difícil situación,
obtenedme, os ruego con gran esperanza,
que en breve sea concedida mi petición.
Gran santa que sólo en Jesús
encontrasteis amor, paz y consuelo
que merecisteis anunciar a los Apóstoles
la Resurrección de nuestro Redentor,
alcanzadme que merezca una centella
de aquel amor ardiente que tuviste a Jesús
y la gracia de morir invocando
los dulcísimos nombres de Jesús y de María.
Así sea.
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
Hacer la oración y los rezos durante siete días consecutivos, encendiendo una vela blanca cada día.
Hacer la oración y los rezos durante siete días consecutivos, encendiendo una vela blanca cada día.