Ángel de mi guarda,
dulce compañía,
no me desampares,
ni de noche ni de día.
No me dejes solo,
que me perdería.
Hasta que amanezca,
en los brazos de Jesús,
José y María.
Por los poderes de San Cipriano y de las tres almas que vigila, (di su nombre) vendrá ahora detrás de mí (di tu nombre), va a venir arrast...