Madre de Dios y Madre nuestra amantísima,
Virgen de Belén, la del Parto Divino,
venimos a tu Templo Santo, de las Beatas de Belén,
para honrarte y glorificarte.
Tú eres la hija predilecta de nuestro buen Padre, Dios;
Tú eres, la Madre amantísima de Dios Hijo, hecho hombre,
para salvarnos.
Tú eres Templo de Dios, Espíritu Santo,
Templo vivo , de la Beatísima Trinidad,
Tú eres la Virgen, elegida desde toda la eternidad,
colaboradora insigne, en la obra de nuestra salvación.
Pídele a tu Hijo, Jesús, para nosotros,
una Fe fuerte, una Esperanza sólida y una Caridad generosa.
Virgen Madre, confiamos a tu protección todas las madres
que te suplican, salud para sus hijos, un parto sano,
de manera que , la vida que llevan en su seno, no corra ningún peligro.
Concédeles, poder volver ante Ti,
con su criatura en brazos, para darle gracias a Dios,
que todo lo puede y obra maravillas,
con quienes se acogen a Él, con toda confianza.
Virgen, antes del parto;
Virgen, en el parto;
Virgen, después del parto;
Siempre Virgen, Madre de Dios.
Protege y defiende con amor a todos nuestros niños,
hijitos tuyos, para que regenerados en las aguas del Bautismo,
e incorporados en la Iglesia, crezcan buenos y llenos de vida;
para que den testimonio valiente de Tu Hijo, Jesucristo, Señor Nuestro y con la gracia del Espíritu Santo, perseveren en los caminos de Santidad de vida.
Ave María…
Virgen de Belén, ruega por nosotros.
Amén.