El fuego no tiene frío,
el agua no tiene sed,
el aire no tiene calor,
el pan no tiene hambre;
sáname de todo mal Señor,
muéstrame Tu poder.
Bendito sea el Señor Jesucristo,
que no rechazó mi oración,
ni retiró de mí su misericordia.
Sal de aquí mal inmundo,
te lo mando en nombre
de Dios Padre Omnipotente y Omnipresente
y en el Nombre de su Divino Hijo Jesucristo
al que toda criatura visible o invisible,
tanto en los cielos como en los infiernos,
esta obligada a arrodillarse y serle sujeta,
sal de aquí maldito, sal de aquí,
que el Señor te lo manda.
Por la voluntad del Señor Todopoderoso,
saldrás de aquí e irás
a las profundidades de la tierra
o serás devuelto hasta setenta veces siete
a quien con maldad te envío,
a quien por envidia o rencor a mi te remitió
ya sea mediante conjuro, hechizo,
brujería, magia negra o maleficio,
mal ignorado, oculto, visto o intencionado.
Sal de este cuerpo y te irás a la tierra
o al infierno de donde procedes,
caerás como cayó
la Sangre de Cristo crucificado.
Él es quien te lo manda,
el que amainó las aguas
y expulsó a todos los demonios;
por la virtud de su Preciosa Sangre
eres atado y enviado.
Amén.
el agua no tiene sed,
el aire no tiene calor,
el pan no tiene hambre;
sáname de todo mal Señor,
muéstrame Tu poder.
Bendito sea el Señor Jesucristo,
que no rechazó mi oración,
ni retiró de mí su misericordia.
Sal de aquí mal inmundo,
te lo mando en nombre
de Dios Padre Omnipotente y Omnipresente
y en el Nombre de su Divino Hijo Jesucristo
al que toda criatura visible o invisible,
tanto en los cielos como en los infiernos,
esta obligada a arrodillarse y serle sujeta,
sal de aquí maldito, sal de aquí,
que el Señor te lo manda.
Por la voluntad del Señor Todopoderoso,
saldrás de aquí e irás
a las profundidades de la tierra
o serás devuelto hasta setenta veces siete
a quien con maldad te envío,
a quien por envidia o rencor a mi te remitió
ya sea mediante conjuro, hechizo,
brujería, magia negra o maleficio,
mal ignorado, oculto, visto o intencionado.
Sal de este cuerpo y te irás a la tierra
o al infierno de donde procedes,
caerás como cayó
la Sangre de Cristo crucificado.
Él es quien te lo manda,
el que amainó las aguas
y expulsó a todos los demonios;
por la virtud de su Preciosa Sangre
eres atado y enviado.
Amén.
Rezar el Credo, Padrenuestro y Gloria.
Repetir la oración y los rezos tres días seguidos.
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